La seducción de los precios fuertes motivó que este año se siembren más hectáreas con porotos. Pero un período de sequía echó por tierra todas las esperanzas de que esta campaña se repitan los altos rendimientos que se registraron el año pasado.

Antes de la temporada de siembra, las condiciones áridas durante noviembre y durante diciembre prepararon el escenario para una expansión del área de poroto seco en la Argentina. La falta de humedad, sumada al aumento en las retenciones de exportación de soja, de un 30% a un 33%, disuadió a los productores de sembrar una gran cosecha de la oleaginosa a fines del año pasado. Eso dejó tierras de cultivo disponibles para que se plante más porotos secos durante principios de este año. Las buenas lluvias que se dieron desde enero hasta principios de febrero estimularon aun más a los productores, que comenzaron a sembrar sus porotos temprano.

Un informe brindado por Oscar Vizgarra, coordinador del proyecto Legumbres Secas de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), analiza cómo se viene desarrollando el poroto en el país y la incidencia de la pandemia de covid-19. El documento (originalmente publicado por el Global Pulse Confederation), precisa que en Tucumán y en Santiago del Estero, donde primero se siembran los porotos, esta comenzó el 22 de enero. Explica, además, que las condiciones climáticas se mantuvieron favorables a medida de que la plantación avanzaba hacia el norte. Pero después de mediados de febrero se inició un período de sequía de 20 días, que detuvo el progreso de la siembra mientras los productores esperaban humedad adicional.

“Nunca había visto algo así. Tenemos porotos que surgieron a fines de enero, otros a mediados de febrero y algunos que vienen ahora. Eso es muy tarde para nuestra región”, dijo Vizgarra.

En ese mismo informe, José Liácono (Porosem) contó que en Jujuy sucumbieron algunos cultivos debido a la seca prolongada, combinada con altas temperaturas. “En algunos casos, los cultivos debieron ser replantados. Pero al final, los productores lograron tener todo en el suelo, aunque no a tiempo”, indicó.

El presidente de Cámara de Legumbres de la República Argentina (Clera), Sergio Rafaelli, calculó que entre el 80% y el 85% de la cosecha se plantó antes del jueves 5 del mes pasado. Clera estimó que, en comparación con el año pasado, todas las clases de porotos secos aumentaron la siembra, excepto los negros. Rafaelli explicó que la expansión en el área se debe en gran parte a los fuertes precios combinados con los cambios en el esquema de retención de exportaciones del Gobierno. Las retenciones sobre los frijoles secos se redujeron de un 9% a un 5%, mientras que las retenciones sobre la soja, que compiten por hectáreas, aumentaron de un 30% a un 33%. La incertidumbre sobre el futuro de la soja en el momento de la siembra ayudó a elevar el área del poroto.

Variedades

El aumento más significativo se dio en alubia. Según Clera, este año se sembraron 165.000 hectáreas de esta variedad; es decir, 20.000 hectáreas más que el año pasado. En negros, Clera calculó que el área sembrada osciló entre las 140.000 y las 150.000 hectáreas. Sin embargo, el período seco de febrero causó pérdidas y, en consecuencia, Rafaelli opinó que el área de negro está en el extremo inferior de la estimación. De hecho, resulta probable que el período de sequía haya dejado su huella en todas las clases de porotos.

Debido a la falta de humedad adecuada al comienzo, las plantas no son tan altas. También se espera que la distribución de calibre no sea tan buena -consideran que se dará más como en 2018, cuando se terminó con más calibres medianos que grandes-.

Además, Vizgarra contó que en plagas se detectó presencia de mosca blanca, empoasca y varios hongos dañinos (fusarium y macrophomina) en toda el área de cultivo.